viernes, 28 de noviembre de 2008

¿Un texto fundacional?

Siempre pensé que el final alucinado del Napoléon de Notting Hill sería el texto de cabecera de esta Taberna. Pero, ¿qué tal éste?:

"Si nuestra verdad debe pertenecer a la de Dios, tiene que mantenerse abierta a ella. Quien excluya la esperanza de su fe, toda su fe se convertirá en un saber cerrado. Quizás lo más decisivo se encuentre en lo oculto, teniendo que desmembrar todos nuestros juicios para empezar de nuevo a componerlos desde lo oculto. Todo parece ser como si la fe tuviera sus raíces más profundas en la esperanza y como si la luz de cada día terrenal recibiese todo su esplendor de las profundidades del día de la revelación".

(Adrienne von Speyr)

martes, 25 de noviembre de 2008

¿Aún es posible un "arte cristiano"?

Navegando por la blogosfera, encuentro un enlace a una misa oficiada por el Cardenal Schönborn, arzobispo de Viena. Merece la pena verlo. (Para los que no sepan alemán: en el cartel que hay al fondo se puede leer “escribe una petición en la tarjeta y átala al globo).

Pero hay muchos más ejemplos: el engendro metálico de la izquierda, sin ir más lejos, pretende ser un San Juan.

A mí no me escandaliza lo más mínimo que el Cardenal Schönborn sustituya la forma redonda de pan ácimo por el plato de migas extremeñas. Y, desde luego, no se me ocurriría poner en duda ni la piedad ni la noble intención de quienes promueven este tipo de cosas: desde la señora que compró los globos hasta los quinceañeros que ensayaron por las tardes con la batería, el bajo y la guitarra eléctrica.

De hecho, nada de esto es una cuestión moral, sino puramente estética. Y digo “puramente”, y no “meramente”, porque en el rito la estética lo es casi todo. Sin el arte no hay representación, y sin la representación no hay fiesta, y sin fiesta el hombre vive sin dioses, como les ocurre a tantos templos del luteranismo radical, donde la ausencia de imágenes constituye la antesala del nihilismo. Cuidar su estética es tan importante para una religión como velar por su teología, pues las imágenes transmiten tanto como los conceptos, si no más.

¿Qué ocurre ahora? El kitsch y el feísmo, la ordinariez y la decadencia, el pop-art y el eclecticismo... todos los engendros de la cultura de masas se dan cita en la Iglesia para crear un clima estético más propio de una fiesta de cumpleaños china que de una celebración de los Misterios. ¿Qué ha pasado para que la Liturgia y el arte cristiano sientan que deben recoger las sobras de todos los rincones de la subcultura y componer con ellos el decorado de su propia casa? ¿Es que no tiene ella misma algo que decir? ¿Es que no es eso que tiene que decir lo suficientemente grande como para ser motivo de creación, de invención artística, como lo fue para Rafael, para Bach?

Entonces ¿qué pasa? ¿Se trata ahora de añorar y recuperar las viejas formas del arte cristiano? ¿De pintar como Rafael y componer como Bach? En realidad, los intentos de reinvención del arte cristiano en la modernidad –como en el caso de los Nazarenos– solían fracasar porque trataban de actualizar unos cánones que fueron válidos en un momento en que el cristianismo era el fundamento de la cohesión social. Pero ya no lo es. La cuestión es, entonces, ¿cómo debe ser el arte cristiano de la modernidad tardía? La respuesta viene con esta otra pregunta: ¿cómo es la conciencia cristiana de la modernidad tardía? Extraviada, insegura, frágil, posiblemente más necesitada que nunca, pues ya no confía en sus propias fuerzas intelectuales para llegar a Dios. ¿Podría ser también así su arte? Tres ejemplos: el interior de la iglesia octogonal de Egon Eiermann, la Piedad de Kollwitz, el retablo de Lucio Muñoz para el Santuario de Aranzazu.





lunes, 24 de noviembre de 2008

¿Esto es un blog de teología?

"Los dogmas cristianos no son especulaciones de la conciencia religiosa, sino fórmula canónica de enigmas experimentales.

La historia del dogma es ante todo el relato de los esfuerzos de la Iglesia para que la doctrina no se evapore en metafísica.

Ni en Nicea ni en Calcedonia expone la Iglesia teorías: circunscribe un misterio".

(Nicolás Gómez Dávila, Escolios Escogidos)

Amigos, para inaugurar esta nueva andadura por la Red, no hemos escogido ahora una cita del tío Chesnut, como le llamaban –y le llamamos– sus muchos ahijados a Chesterton; ya colgaremos la cita que da nombre a este blogg. Las palabras de Gómez Dávila son suficientemente claras como indicio de qué se puede cocinar por aquí, a partir de hoy. Aunque hay cosas que se sabe cómo comienzan, pero no por dónde seguirán...