lunes, 30 de marzo de 2009

El Juicio

Luz. Punzante como quebraduras de vidrio. Fuego transparente que calcina los huesos. Luz insomme de ayer, de hoy, de mañana. Luz de siempre.
Luz, sólo luz: el infinito abrazo.
Quemadura de gozo.
Luz que taladra los párpados e incendia las pupilas. Insobornable Luz. Luz que lo es todo.
Ante Ella estás, en Ella estás, Ella te inunda. Luz que ilumina el tiempo desde dentro. Ya no es un discurrir, ya no es el tiempo tediosa dispersión o turbio anhelo. Madura en claridad el tiempo vano. Ahora se entraña y se repliega, ya es sólo eternidad. En su seno recoge las horas desprendidas.
Pasó la noche, abismo mordido de dubitantes estrellas. Pasó la incertidumbre del albor. Mediodía total. En esta hora plena la Luz descarga sobre ti su gravedad invisible. Desnuda, tu vida sin sombra ni escondrijo revela su secreto. Tu vida es tuya al fin: hoy te apropias tu ser en un sólo acto de libertad definitivo. Hoy te ves como eres visto. Hoy te ves en la Luz inaccesible.

2 comentarios:

Jesús Beades dijo...

¡¡Qué poemón!! ¡¡Pèguy!!

La Calculadora del gestor de siniestros de transporte dijo...

.. Y pido no ser tan opaco que ese día de la Luz solo proyecte sombras.

Saludos en +XM