sábado, 14 de marzo de 2009

¿Qué unidad?

Escuchaba ayer en un programa religioso de radio a un par de representantes de los Focolares. Pasada la media hora de entrevista (el entrevistador era Don Carlos Muñiz S.J.), no logré hacerme una idea aproximada de cuál es el carima concreto de las comunidades que fundó Chiara Lubic. Hablaban de que allí donde iban querían fomentar el don "de la unidad" y citaban las palabras de Cristo en la Última Cena. La unidad por aquí, la unidad por allá, hasta que descubrí que no se referían a la unidad de las distintas denominaciones cristianas, sino de la Humanidad en general (así, con mayúsculas lo escuché yo). En un momento dado, la focolar dijo lo siguiente: "...el mensaje de Cristo, que es la fraternidad universal". Y me sonó a ilustrado, decimonónico, masón. Así, sin explicar más, sin ninguna idea con más carne, con más jugo, con más precisión, sonaba a tontismo buenista (a lo Obama, a lo Zapatero), a We are the world. Y me resisto a creer que no tengan más contenido, que su predicación sea tan intercambiable. Se les olvidaba la segunda parte: "que todos sean uno, como Tú y yo somos uno". De ese modo, no de otro. ¿Y cuál es ese modo? Ahí están los evangelios abiertos, la Tradición viva, continuamente diciéndolo, en claridad y misterio. El hombre nuevo será aquel que se abra al don de Dios, que se deje transformar en la imagen de la que el sermón del monte es un esbozo, y Cristo es el Rostro. Un amor que desciende a lo más profundo de lo más profundo, haciéndose cada vez más y más pequeño (kenosis), vaciándose, para pasar por un puerta angosta, cruciforme, al otro lado de la cual le espera el gozo, el banquete –unidad–, lo que ni ojo vio ni oido oyó. Y este gozo es la vida íntima de Dios, a la que somos llamados, y a la que sólo podremos ir libremente. When the fire and the rose are one.

6 comentarios:

Jesús dijo...

En el cristianismo, el mensaje sin el Mensajero queda en pura filfa humanista. ¡Cómo se equivocan los que vayan por ahí! La esencia del cristianismo no es su mensaje, sino su Mensajero. Si cae él, cae todo. "Christus concretissimus".

La Calculadora del gestor de siniestros de transporte dijo...

El concepto de unidad expuesto por Jesús Beades me parece muy correcto. Solo Jesucristo puede reconciliar al hombre con el hombre y con Dios y vncer la enemistad y la muerte.

Pero achacar a los focolares de buenistas, me parece una impresión equivocada. Seguramente los líderes focolares no se explicaron bien en la radio y que Jesús se llevara esta impresion de ellos deberia hacerles reflexionar en como comunican su mensaje.


Creo que la unidad universal que fomentan los focolares no tiene nada que ver con la unidad buenista de los politicos, ante todo por que la unidad de los politicos dura lo que su mandato; en cuanto vuelven a la oposición se acabó la unidad y vuelven los truenos contra el opuesto.


Los focolares han nacido de un encuentro con Dios en medio de la guerra y la destrucción y hacen un trabajo callado y que da muchos frutos en parroquias y famiias y que ha aportado mucho a los avances del ecumenismo y del dialogo interreligioso en el siglo XX

Os pego su presentación en su página.



Un pueblo nacido del evangelio

Precisamente en los tiempos -1943- en los que Europa vivió los años más oscuros de su historia, por la violencia y el odio del segundo conflicto mundial, en una pequeña ciudad del norte de Italia, Trento, Chiara Lubich, una joven maestra de poco más de 20 años, con algunas otras chicas, bajo los bombardeos que destruían todas las cosas, descubrieron en el Evangelio aquellos valores del espíritu capaces de reconstruir en el hombre su verdadera dignidad y recomponer la familia humana en la fraternidad y en la unidad. Esta sería la chispa inspiradora del Movimiento de los Focolares.

El amor evangélico se descubre como una revolución personal y colectiva que sana divisiones, conflictos y desigualdades sociales. Con estupor, aquel primer grupo experimenta la luz, la fuerza, el valor, el amor, fruto de la presencia de Jesús, que Él mismo prometió cuando dos o más se reúnen en su nombre, es decir, en el amor. Una luz que ilumina la última oración de Jesús al Padre: "Que todos sean uno". Este proyecto divino sobre la familia humana, se convierte en el programa de su vida: "Hagamos de la unidad entre nosotros el trampolín para ir donde la unidad no existe y crearla".

Los efectos: "Cada día aumenta a nuestro alrededor el número de personas, de cualquier edad y condición social que hacen de la unidad su estilo de vida. Se apagan así odios y rencores. Muchas familias se recomponen encontrando "la paz". Nace la certeza de que en el evangelio está la solución de cualquier problema personal y social.

Nace así el Movimiento de los Focolares de renovación espiritual y social, que rápidamente se difundiría primero por toda Italia, después Europa y los demás continentes. Desde los inicios la gente lo llamará "de los focolares" (fuego de hogar) por el "fuego" del amor evangélico que animaba a Chiara y sus primeras compañeras. El Movimiento asume hoy la fisonomía de un pueblo comprometido en contribuir a la civilización del amor, hacia la realización de un mundo unido, que vive esta nueva corriente de espiritualidad: la espiritualidad de la unidad, típicamente comunitaria.

Por la variedad de su composición, con los años, el Movimiento asume las dimensiones de un pequeño pueblo, como lo ha definido el Papa Juan Pablo II.

El Movimiento ha sido aprobado oficialmente por la Iglesia Católica, con la denominación "Obra de María". Lleva este nombre porque "su típica espiritualidad, su fisonomía eclesial, la variedad de su composición, su difusión universal, sus relaciones de colaboración y amistad con cristianos de distintas Iglesias y comunidades eclesiales, con personas de otras religiones y de buena voluntad, y por su presidencia laica y femenina, demuestran un vínculo especial con María Santísima, madre de Cristo y de cada hombre" (De los Estatutos Generales del Movimiento).

El Movimiento, por la variedad de las personas que lo componen -jóvenes y adultos, niños y adolescentes, familias y sacerdotes, religiosos y religiosas de distintas congregaciones y también obispos- aun siendo una única realidad, se articula en 18 ramas.

En el ámbito de la cultura, se ha constituido un centro de estudios interdisciplinar, la "Escuela Abba", que agrupa a profesores comprometidos en elaborar las primeras líneas de una cultura iluminada por el carisma de la unidad. Posteriormente, se ha desarrollado mediante una red internacional de estudiosos, profesionales, estudiantes, etc. que profundizan en cada una de las materias y promueven congresos, cursos formativos, seminarios y publicaciones.

Para difundir esta cultura, existen:

Editorial Ciudad Nueva, en 31 países;

Revista Ciudad Nueva, de opinión e información general: 43 ediciones en otras tantas naciones y en 28 lenguas diferentes;

Nuova Umanità, revista bimestral de cultura (en italiano);

Unidad y Carismas y Gen’s, bimestrales de cultura e información eclesial, en diferentes lenguas, también en español;

Centro S. Chiara y Charisma, centros de producción audiovisual.

El Movimiento de los Focolares se sitúa en ese fenómeno del florecimiento de los Movimientos Eclesiales que el Papa ha definido "una respuesta suscitada por el Espíritu Santo ante este dramático reto del fin del milenio".

El Obispo de Trento, Mons. Carlo De Ferrari, dio la primera aprobación, a nivel de la Iglesia local, en 1947: "Aquí está el dedo de Dios". Seguirán las aprobaciones pontificias: la primera en 1962; la más reciente, para los desarrollos posteriores, en 1990.

http://www.focolares.es/es/general/resena.html

Jesús Beades dijo...

RADIOMARIANO, no he publicado tu segundo comentario, con la carta del Papa, porque se puede encontrar en cualquier lado, empezando por la web del Vaticano. Lo mismo se podría decir de lo de los focolares, pero no quería dejarte completamente inédito. Para recomendar textos, lo mejor es poner un enlace, o la url al menos. Gracias, por supuesto, por interesarte, y haber copiado y pegado.

Alejandro Martín dijo...

¿La fraternidad universal? Madre mía, qué horror. El Evangelio habla claramente del "prójimo". ¿Por qué ese empeño en la universalidad abstracta y, en último término, falsa, que consiste en hacer de lo lejano, inabarcable, irreal, objeto de nuestro amor?

Adaldrida dijo...

Beades, ¡qué grande! A ver si te veo el miércoles para decirte que tu texto me ha emocionado, que tienes toda la razón del mundo.

Anónimo dijo...

Siempre he pensado que estos movimientos(por no hablar de otras realidades de tipo heterodoxo) pierden de vista la noción de caridad y que es ahí donde fallan estrepitosamente. Se habla de un amor vago, chachi y quasi new age y no del verdero amor que hizo que Cristo se entregase por nosotros.
Una cosa nada más, kénosis tiene que ir detras de "vaciamiento" y no de "pequeño", que crea confusión. Te concedo el uso "literario" que haces de ese vocablo pero ojito: la kénosis es el vaciamiento voluntario que hace Cristo en la cruz para despojarse de su divinidad y asumir plenamente la forma serui (y ser, por tanto, plenamente humano a la par que plenamente divino como demuestra tras la resurrección). Flp. 2, 6-8 (que, por cierto, es mi pasaje prefe).
P.D: No quiero sonar pretenciosa, es deformación profesional de patróloga :)